domingo, 7 de septiembre de 2008

Tres consejos...


Un padre, a su única hija la llamó y le dijo:

"Voy a morir y no tengo nada para dejarte.
Tendrás que salir a luchar por la vida.
¿Cómo lo harás?.
No eres bonita ni lo serás nunca.
...
No tienes nombre....
No tienes dinero....
Pero voy a dejarte una herencia.
Tres máximas sencillas. Si las observas, el mundo será tuyo".

La primera:
Nunca temas la opinión de los demás
La gente se preocupa del qué dirán,
más que de cualquier otra cosa en el mundo.

Grandes generales, con enormes ejércitos bajo su mando, pelean valientemente contra los enemigos más formidables, pero suelen aterrarse por el
"¿qué dirán?".


La segunda:
- dijo - es aún más importante.
No acumules cosas materiales.
No lo hagas, so pena de convertirte en esclava de ellas.
Así -pensé -
cuanto más poseamos,
más esclavos seremos;
he vivido siempre tan
libre como el aire, y esto es maravilloso.

Y la tercera máxima,
que es la que me ha proporcionado mayores satisfacciones:
Procura ser siempre quien se ría de ti.
Todos tenemos algo de ridículo
y todo el mundo goza riéndose a expensas de los demás.
Cuando seas la primera en reírte de tus defectos,
la risa del prójimo no te hará mella alguna
sino que rebotará
como si estuvieses protegida por una armadura de oro
.

Poemas de GIAN FRANCO PAGLIARO


¿Conoces a Gian Franco Pagliaro? ¿Aún no? ¡¡Bueno¡¡ ¡¡no te preocupes...yo te lo presento. Aquí te dejo una selección de sus poemas. Están recitados por su propia voz, así que pon los altavoces y.... ¡¡vuela¡¡




Carta de un Padre a su Hijo

* Te di la vida, pero no puedo vivirla por ti.
* Puedo enseñarte muchas cosas, pero no puedo obligarte a aprender.
* Puedo dirigirte, pero no responsabilizarme por lo que haces.
* Puedo llevarte a la iglesia, pero no puedo obligarte a querer.
* Puedo instruirte en lo malo y lo bueno, pero no puedo decidir por ti.
* Puedo darte amor, pero no puedo obligarte a aceptarlo.
* Puedo enseñarte a compartir, pero no puedo forzarte a hacerlo.
* Puedo hablarte del respeto, pero no te puedo exigir que seas respetuoso.
* Puedo aconsejarte sobre las buenas amistades, pero no puedo escogértelas.
* Puedo educarte acerca del sexo, pero no puedo mantenerte puro.
* Puedo platicarte acerca de la vida, pero no puedo edificarte una reputación.
* Puedo decirte que el licor es peligroso, pero no puedo decir "no" por ti.
* Puedo advertirte acerca de las drogas, pero no puedo evitar que las uses.
* Puedo sugerirte la necesidad de tener metas altas, pero no puedo alcanzarlas por ti.
* Puedo enseñarte acerca de la bondad, pero no puedo obligarte a ser bondadoso.
* Puedo explicarte cómo vivir, pero no puedo darte vida eterna.

Anónimo

El banco de la vida


Imagina que existe un banco, que cada mañana acredita en tu cuenta la suma de 86.400€
No arrastra tu saldo día a día.
Cada noche borra cualquier cantidad de tu saldo que no usaste durante el día.
¿Qué harías? ¡Retirar hasta el último centavo, por supuesto!

Cada uno de nosotros tiene ese banco.
Su nombre es TIEMPO.

Cada mañana, este banco te acredita 86.400 segundos.
Cada noche, este banco borra, y da como perdido, cualquier cantidad de ese crédito que no hayas invertido en un buen propósito.
Este banco no arrastra saldos, ni permite sobregiros.
Cada día te abre una nueva cuenta.
Cada noche elimina los saldos del día.
Si no usas tus depósitos del día, la pérdida es tuya.
No se puede dar marcha atrás.
No existen los giros a cuenta del depósito de mañana.
Debes vivir en el presente con los depósitos de hoy.

Invierte de tal manera, de conseguir lo mejor en salud, felicidad y éxito.
El reloj sigue su marcha.
Consigue lo máximo en el día.

- Para entender el valor de un año: pregúntale a algún estudiante que perdió el año de estudios.
-Para entender el valor de un mes: pregúntale a la madre que alumbró un bebé prematuro.
- Para entender el valor de una semana: pregúntale al editor de un semanario.
- Para entender el valor de un día: pregúntale a los amantes que esperan encontrarse.
- Para entender el valor de una hora: pregúntale a quien debe cuidar a un enfermo.
- Para entender el valor de un minuto: pregúntale a una persona que perdió el último tren.
- Para entender el valor de un segundo: pregúntale a una persona que evitó en un instante un accidente.
- Para entender el valor de una milésima de segundo: pregúntale a la persona que ganó una medalla de oro en las olimpíadas.
Atesora cada momento que vivas. Y atesóralo más, si lo compartes con alguien especial.

Ayer es historia.
Mañana es misterio.
Hoy es una dádiva.
Por eso es que se le llama EL PRESENTE.

Anónimo